Los antiguos griegos

Retrato de Hipócrates

Hipócrates

Hace miles de años, los antiguos griegos usaban el ayuno como uno de sus tratamientos estrella. Basaban muchos de sus planteamientos en observaciones sobre la naturaleza, y veían que los animales evitaban la comida cuando enfermaban.

Paracelso, padre de la toxicología, era otro ferviente defensor del ayuno, al que se refería como “el gran curador, el médico interior”. Hipócrates afirmaba que la comida es la mejor medicina, pero también decía que comer cuando estás enfermo alimenta la enfermedad.

En aquella época sabían que restringir la comida reducía por ejemplo los ataques asociados a la epilepsia, y ayunar era un tratamiento habitual para los que sufrían esta enfermedad.

1921

No fue hasta 1921 que se descubrió la causa de esta mejoría. Se aislaron los cuerpos cetónicos que se producían en el hígado después de un tiempo sin ingerir comida, observando que eran captados por el cerebro, reduciendo así los ataques epilépticos.

Fotografía del Dr. Atkins el representante más importante de la dieta cetogénica.

Dr. Atkins

Averiguaron también que estos cuerpos cetónicos se producían no solo al ayunar, sino también al restringir los carbohidratos en la dieta. Dado que el ayuno no era una solución sostenible, diseñaron una dieta que mantuviera la producción de cuerpos cetónicos, pero aportando a la vez suficiente energía y nutrientes para poder ser realizada indefinidamente. El resultado fue una dieta alta en grasas y muy baja en carbohidratos, que activaba la cetogénesis de manera similar al ayuno. Y así nació la dieta cetogénica.

Durante años se usó con éxito esta nueva dieta para tratar la epilepsia, pero con la invención posterior de fármacos anticonvulsivos, el uso de la cetosis como terapia pasó a un segundo plano.

A pesar de su declive en el tratamiento de la epilepsia, muchos notaban que al adoptar una dieta cetogénica perdían peso fácilmente sin pasar hambre.

1970

En los años setenta llegó el representante más conocido de las dietas cetogénicas, el Dr. Robert Atkins. Sin

embargo, el libro que publicó en 1972, “La Nueva Revolución Dietética”, coincidió con el apogeo del miedo al colesterol y a las grasas saturadas, y su libro pasó desapercibido durante dos décadas.

1995

En esté libro se citaban principios de la dieta cetogénica.

La dieta anabólica

Poco después, en 1995, el Dr. Mauro Di Pasquale publicó “La Dieta Anabólica”, orientada a culturistas y levantadores de peso. En su libro recomendaba un enfoque cíclico, con períodos prolongados de reducción de carbohidratos y recargas puntuales para optimizar las ganancias musculares. Di Pasquale demostró que la dieta cetogénica no funcionaba solo en la población general, sino también en los interesados en ganar fuerza y masa muscular, pero con ciertas adaptaciones.

Siglo XXI

Con el inicio del siglo XXI, la dieta cetogénica continuó su ascenso, y los estudios demostraban su eficacia más allá de la pérdida de grasa. Cada año se publicaban nuevos ensayos clínicos sobre los beneficios de una dieta cetogénica para tratar enfermedades crónicas cada vez más frecuentes, como diabetes, trastornos neurodegenerativos e incluso algunos tipos de cáncer.